Tan frío, tan forro y tan garca el ser humano. Tan involucrado, profundamente involucrado en sí mismo. Tan presente de sus expectativas, sus sueños, sus metas, sus ambiciones. Todo él, él y sólo él. ¿Y el resto qué? ¿El que te ayudó ayer no vale nada?. Tantas veces me dijeron que para sobrevivir este mundo de mierda (gracias a la gente de mierda, valga la putísima redundancia) tenés que pasar a todos por arriba. Pero yo no quiero hacerlo, no me gusta. "Caguémoslos antes que nos caguen". Disculpame, no me sale cagar al otro antes de que me caguen. Y no intento tomar ningún papel, ni el de buena mina que no puede cagar, ni el de gila que se deja pasar por encima. Claramente, no soy ninguna. Hay veces que me autogenero impotencia, viendo como está todo; el hambre, la pobreza, la desocupación, la ambición, la necesidad. Hasta en mi propio círculo social veo como se cagan unos a otros. Odio tanto estar acá, odio tanto ser parte de este mundo en el que no podés hacer nada sin que apenas te des vuelta te claven un puñal. Sí, hasta la personita que se hace la caída del cielo termina cagándote. Entonces ¿qué hacer?. No te podés quedar sentado esperando, y tampoco podés hacer demasiado. Entonces todo esto se vuelve el puto círculo vicioso en el que tenés que sobrevivir de Dios sabe qué manera. Gracias, mundo, por ser tan capo.