Te empecinás en llenar tu boca de mentiras cuando tus ojos gritan
verdades. Aullás entre tus cadenas que te dejen huir como un preso que
piensa que la libertad es sólo la palabra, olvidando que vos sos el que tiene el candado y el que tiene la llave,
olvidando que el amor nos libera y cada vez que lo intentás aprisionar
junto a tus armaduras él encuentra la forma de colarse entre sus
aberturas y escaparse, olvidando así que no elegimos el amor, que él nos
elige y que la libertad nunca va a estar entre cadenas.