La verdadera poesía nace en los ojos más deseados, en esos que encontramos la felicidad sin buscarla. Las almas bailan al compás de todo eso que sentimos al enamorarnos, de un ritmo que nosotros seguimos sin entenderlo, un ritmo que los de afuera no entienden, pero ven bailar. Musas hay pocas en la vida; la inspiración es demasiado divina para que todo nos la proporcione.
Sólo hay un par de nombres que te van a estremecer al escucharlos. Cuando encuentres uno, no lo dejes ir, porque un sentimiento que jamás se va a ir, algo de eso siempre va a quedar ahí. Y esa va a ser una de tus musas.