Pero qué suplicio, qué suplicio el de esos ojos que se rehuyen, se buscan, se separan, se acosan, se vigilan, merodean, espían, languidecen, se aduermen, despiertan, resucitan, se estudian, se exasperan, se desafían, chocan, luchan, se agreden, sucumben, piden perdón, huyen y vuelven a buscarse para empezar otra vez.